POR. GEMA
Germán Emilio morales albor
Como los tiempos cambian,
cambian las costumbres y algunas normas aplicables que de cierta manera podrían constituirse en herramientas pedagógicas
para un mejor ejercicio en lo que a movilidad se refiere. Incluso para
prevenir tantos accidentes de
tránsito que a diario ocurren en nuestra querida Arenosa. Al oído del Señor Alcalde Mayor del Distrito.
Señores Alcaldes Menores, “si es que
existen en esta latitud del planeta”. Señor Comandante de la Policía
Metropolitana, Señor Secretario de Movilidad,
y al Señor Comandante de la Policía de Tránsito, movilidad o de
Carreteras.
Si alguien por casualidad
alguna vez los ve juntos al frente de un operativo, por favor de Parte de toda
La ciudadanía Barranquillera
le comentan:
”La fiebre no está
en la sábana,” No debemos esperar
que los ciudadanos ingieran licor, para entonces en cacería de brujas, con un
bloque de búsqueda interceptarlos y
aplicarles el peso de la ley con todo rigor.
No sería más elegante,
preciso, coherente y pertinente
socializar el problema con campañas
tendientes a crear una cultura de
respeto y responsabilidad en el común denominador de la ciudadanía. Y con ello contrarrestamos esa avalancha de
infracciones y prevenimos muchos
accidentes que algunas veces cobran vidas
humanas.
Para nadie es un secreto que en algunas servitecas, lavaderos y en una que otra estación de gasolina venden cervecitas y las
autoridades del ramo no se pronuncian
con normas prohibitivas, a manera de
prevención.
Viernes, sábados, domingos y lunes festivos los estaderos y
centros de diversión son frecuentados
por personas que manejan vehículos automotores y motociclista que
incluso
Obstaculizan el tráfico
vehicular tomándose las calzadas de las
vías en algunos casos.
¿Por qué razón. No se toman medidas que impidan el ingreso de los
conductores a esos lugares
O al menos que no se les permita salir en estado de
embriaguez a conducir, para evitar complicaciones. Por que esperamos que se derrame el agua, para
llorar sobre lo mojado?
O, será que el único interés es recaudar dinero a través de las multas, sin
importarnos la situación de riesgo a que esto nos conlleva. Sin importarnos
cuantos lesiones y muertes. Pudièsemos
evitar, para que nuestros conciudadanos digan. DIOS les pague, Señores.
Y que decir del caos en las
vías de la ciudad, todavía no nos acostumbramos a obedecer y respetar las señales de tránsito y sopesar cuan peligroso suele ser para nuestra integridad física.
Desde esta tribuna
recomendamos más eficacia de parte de los uniformados policiales encargados de
la regulación y control del flujo vehicular, tal vez en disposición de informar
y prevenir y no esperar que el conductor
infrinja la norma para ponerle el comparendo.
Donde quedó aquello que toda
norma tiene dos etapas. Primero la
preventiva. Y después la nos imaginamos.
El hecho que a cada
representante del orden se le obligue como tarea diaria un número determinado de comparendos, infunde
en la mentalidad del servidor una actitud poco amistosa y colaboradora y así difícil sería, esperar de ellos, la más
mínima expresión o manifestación de tantos preceptos enmarcados en labor
pedagógica que nuestros representantes del orden deben cumplir. Por mandato
constitucional.
Ya se nos olvidó el nombre de un funcionario de cierta entidad
del tránsito distrital, que entregó malas cuentas de los dineros recaudados por
el pago de comparendos, tampoco recordamos la suma embolatada, mucho
menos el paradero de este ejemplar ciudadano.
¡Sabrá DIOS! En qué VILLA reside.
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